Prepárate para vivir la Semana Santa
Estimados lectores, en este “Viernes de Opiniones” quiero
tocar el tema de la Semana Santa, precisamente por la cercanía de esta
conmemoración y, por otro lado, porque se está perdiendo el sentido espiritual
de este acontecimiento redentor.
La Semana Santa es un tiempo especial de gracia en el que,
viviendo de cerca los momentos más dolorosos de la vida de Cristo, actualizamos
en la vivencia de la fe su sacrificio en la cruz y colaboramos con él en la
redención de la humanidad. ¿Cómo puede ser posible esto? San Pablo lo dice: “Cada
vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte,
Señor hasta que vuelvas” (1 Cor 11, 26).
Si tú eres una persona que acostumbra “salir de vacaciones”
en estos días santos, nada más te invito a que reflexiones unos segundos:
El Hijo de Dios te ama tanto que ha dado la vida por Ti. Él
quiere que tengas vida en abundancia para que puedas disfrutar de tus seres
queridos, de tus éxitos en la vida, de la realización de tus proyectos… Él te
quiere ver feliz y por eso ha dado su vida por Ti.
Su amor hacia Ti no conoce límites. Aún cuando tú no quieras
acordarte de Él, Él siempre te tiene presente, y ¿sabes por qué? Porque un
verdadero amigo no abandona nunca.
Tienes muchos momentos para disfrutar de la vida que Él te
ha ganado con el derramamiento de su Sangre, tienes muchos días a la semana
para hacer lo que te agrada… tienes muchas horas a lo largo del día para hacer
lo que quieras… Él nada más te pide unas horas de unos cuantos días… ¿Y sabes
qué quiere de Ti? Que en silencio te pongas a pensar en Él: Ninguna persona en
la tierra sería capaz de dar su vida por ti para salvarte junto con toda la
humanidad, ni siquiera tus padres que tanto te aman, ellos lo harían por ti mas
no creo que lo hagan por los demás. El amor de Cristo es un amor universal.
Si tan solo pudieras dedicarle unos minutos de tu tiempo,
seguramente comprenderías el verdadero sentido de la vida, porque Él nos dice: “Yo
soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14, 6).
Bueno amigo, no insisto más, eres libre de decidir. La
decisión es tuya. Aún así, te deseo que, donde sea que estuvieras, y lo que sea
que vayas a hacer, tengas de verdad, unos felices días de descanso y de paz.
Recuerda: Cristo te ama.