Un viejo proverbio dice: "La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla". En efecto, este es el más grande misterio de la vida: nosotros no pedimos existir; ninguno de nosotros pidió nacer... si lo vemos desde el punto de vista biológico, somos consecuencia de la expresión de amor de nuestros padres. Si lo vemos desde el punto de vista natural, somos la prolongación de la especie humana. Desde el punto de vista divino, somos un pensamiento de Dios. Ninguno de nosotros es casualidad. He aquí la importancia de escuchar la voz de Cristo por medio de su Iglesia. La ciencia y la naturaleza nos dicen que somos casualidad, que somos evolución... ¡Pero qué equivocados están quienes piensan así y enseñan esta falsa concepción de la vida! ¡Somos lo que somos por el amor de Dios y estamos donde estamos, en el tiempo y el lugar que estamos, porque allí nos quiere Dios para transformar esa realidad con los ojos del Evangelio! Lamentablemente, pocos sabemos y entendemos esto. Por eso la urgencia de invertir la vida en las cosas de Dios.
Muchos dicen que "Dios ha pasado de moda", que sus enseñanzas "ya no convencen", que la Iglesia es anticuada y aburrida... Más bien, la persona que habla así es la que no está en sintonía con la vida, tiene el corazón cerrado y vive en el egocentrismo de complacerse a sí mismo. La Iglesia es comunidad, y vivir en comunidad implica dejar de ser "solo yo" para empezar a ser un "nosotros". Invertir el tiempo en las cosas que realmente valen, jamás pasará de moda, porque el alma siempre encontrará una satisfacción al hacer estas cosas: podrán dejar cansancio, incomprensiones, críticas, injusticias y toda clase de maldad, pero cuando se ha entendido el sentido de la vida, todo tiene otro color, hasta el dolor que es negro y gris, se torna de colorido que sabe a redención.
Recuerda, la vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla, y te invito a que la vivas como se debe, con la conciencia de lo que eres: un ser amado por Dios, que te ha dado la vida como prueba máxima de su amor por ti. Ten en cuenta que si vives con la conciencia de que Dios está contigo en cualquier parte y momento, en las buenas y las malas, tus acciones serán más acordes a un buen cristiano y tu vida será vivo reflejo de lo que Dios ha querido para contigo desde el momento en que te dio la vida: que hables de Él dondequiera que estés. ¡¡Haz la prueba y verás, te sorprenderás!!!