viernes, 14 de diciembre de 2012

El color rosado en la Corona de Adviento


La importancia del “Gaudete”

Nuestra Iglesia Católica está llena de simbolismos que van, desde los pequeños detalles, hasta los más impactantes.  Uno de esos pequeños pero significativos símbolos es el de los colores. Antiguamente, la Iglesia usaba los siguientes colores para sus celebraciones litúrgicas:

Verde para el ordinario;
Morado para los tiempos de preparación, conocidos también como “tiempos fuertes” y son Adviento y Cuaresma;
Blanco para los tiempos más importantes que revelan el misterio de nuestra fe: Navidad y Pascua.
Rojo para conmemorar cualquier evento que implique martirio o evoque al Espíritu Santo.
Azul para celebraciones de la Virgen María;
Rosado para el tercer domingo de Adviento (Gaudete) y el cuarto domingo de Cuaresma (Laetare);
Negro para las misas de difuntos, incluido Viernes Santo.

Los tres últimos ya no se usan, porque son colores que en la actualidad no son “necesarios”.  Sin embargo, existieron dentro de la liturgia como indicadores de eventos importantes.

Ahora bien, les quiero hablar del color rosado: Gaudete significa “estar alegres” (anunciando e invitando a sentirnos contentos por la próxima llegada del Salvador), y Laetare significa “desbordar de alegría”  (anunciando e invitando a poner los ojos en Aquél que por amor dará su vida, pero resucitará y vencerá a la muerte para siempre).

Estamos a dos días de vivir el tercer domingo de Adviento. Y muchos sabemos que debemos encender una vela más de la Corona de Adviento. Ahora bien, este domingo debemos de encender el color rosado. ¿Por qué? Allí va el significado de ese color dentro de las velas de la Corona: El color rosado indicaba que la Iglesia, durante su tiempo fuerte de preparación (sea Adviento o Cuaresma), llegaba una semana especial, porque era una semana completa antes de la última semana, casi siempre incompleta, como en este caso que la cuarta semana de Adviento será de 2 días, porque el cuarto domingo será el día 23 y dos días después ya es Navidad.

La vela rosada en las coronas no es cuestión de estética, sino la evidencia de una tradición bellísima que había en la Iglesia. Todavía sigue sonando su voz en el silencio, y la luz de la vela rosada nos recuerda que debemos de estar alegres, porque nuestra espera ya está a punto de terminar y el encuentro con el Redentor, en la frágil humanidad, se llevará a cabo cuando le demos un lugarcito en nuestros corazones.


No hay comentarios:

Publicar un comentario