viernes, 4 de enero de 2013

Oro, Incienso y Mirra


La verdadera devoción a la Epifanía

Se dice que una joven llamada Mercedes solía hacer grandes fiestas cada 6 de enero, en honor a los Tres Reyes Magos: Gaspar, Melchor y Baltazar. 

Ella hacía grandes banquetes ese día; luego de una novena con abundancia de comida, terminaba con una visita al santuario de Tizimín, pero no entraba a Misa, sino que iba a hacer su  “visita a los Reyes”. 

Un día, tuvo un sueño: era como si ella estuviera llegando al portal de Belén, pero en vez de acercarse al Niño Jesús, ella se dirigió a saludar a los Sabios de Oriente que habían llegado casi al mismo tiempo que ella. Entonces el recién nacido lloraba sin cesar. Cuando se dio cuenta de esto, se acercó al Niño Jesús, y le pareció que Él le había dicho: “No te olvides de Mí”. Entonces despertó en ese instante y comprendió que el festejado principal cada 6 de enero, no son los Reyes Magos, sino el Niño Jesús, a quien habían ido a visitar aquellos Sabios de Oriente.

Muchas veces, esto es lo que nos puede pasar: pudiera ser que le damos más importancia a los personajes secundarios, pero al Festejado ni lo saludamos ni lo honramos. La fiesta del 6 de enero recuerda a aquellos Sabios de Oriente que, al ver la estrella, fueron hasta el portal de Belén a adorar al Rey de los Judíos y a ofrecerle sus regalos: oro, incienso y mirra. 

Los regalos son simbólicos: el oro es el reconocimiento de que Jesús es REY; el incienso, es el reconocimiento de que Jesús es DIOS; la mirra es el reconocimiento de que Jesús es verdadero HOMBRE. Por lo cual, como cristianos que somos, podemos hacer de nuestra vida una ofrenda con una triple relación de entrega a modo de compromiso:

1. Ayudar a alguien necesitado, con mucho cariño y respeto, para ofrecerle el oro de mi amor al Niño Jesús.

2. Comprometerme a rezar una oración en familia, todos los días del mes, o meditar el Santo Rosario de manera personal, para ofrecerle al Niño Jesús el incienso de mi fe.

3. Intentar vencer mi egoísmo y mis limitaciones personales que me impiden ser mejor esposo(a), hijo(a), amigo(a), trabajador(a), estudiante... para ofrecerle la mirra de mi vida al Niño Jesús.


Recuerda que el importante en esta celebración es Jesús, a quien van a visitar por los Sabios de Oriente, y no los peregrinos que habían ido a llevarle sus ofrendas de oro, incienso y mirra.


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